domingo, 28 de julio de 2013

Papa Francisco defiende “laicidad del Estado”

No hay intervención del papa Francisco en Río de Janeiro que no esconda una carga de profundidad, un aviso para navegantes propios y ajenos. Durante un encuentro con la clase dirigente de Brasil, Jorge Mario Bergoglio reivindicó el “sentido ético” y el “diálogo constructivo” como herramientas principales de la política: “Entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta, siempre hay una opción posible: diálogo, diálogo y diálogo”. Después de insistir en la “responsabilidad social” de los gobernantes, el jefe de la Iglesia católica sorprendió al defender con nitidez el Estado laico: “La convivencia pacífica entre las diferentes religiones se ve beneficiada por la laicidad del Estado, que, sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad”.
Solo unas horas antes, durante el Vía Crucis celebrado la noche del viernes en la playa de Copacabana, el papa Francisco había hecho solidario a Jesús con los jóvenes que han perdido la confianza en la política por “el egoísmo y la corrupción” de los gobernantes y hasta la fe en Dios por la “incoherencia” de la Iglesia. Así que, durante la jornada del sábado, aprovechó un encuentro con la clase dirigente de Brasil y un almuerzo con los cardenales y obispos de la región para poner los puntos sobre las íes. A los poderosos les insistió en su responsabilidad social: “El futuro nos exige una visión humanista de la economía y una política que logre cada vez más y mejor la participación de las personas, evite el elitismo y erradique la pobreza. Que a nadie le falte lo necesario y que se asegure a todos dignidad, fraternidad y solidaridad”.
Dijo Jorge Mario Bergoglio que “el sentido ético aparece hoy como un desafío histórico sin precedentes” y, para alcanzarlo, insistió en el que consejo que, según dijo, siempre da a los líderes que se lo piden: “Diálogo, diálogo, diálogo. El único modo que una persona, una familia o una sociedad crezca es la cultura del encuentro, una cultura en la que todo el mundo tiene algo bueno que aportar y todos pueden recibir algo a cambio. El otro siempre tiene algo que darme cuando sabemos acercarnos a él con actitud abierta y disponible, sin prejuicios. Solo así puede prosperar un buen entendimiento entre las culturas y las religiones, la estima de unas por las otras sin opiniones previas gratuitas. Hoy, o se apuesta por la cultura del encuentro, o todos pierden”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario